Tiempo antes del cambio, la ciudad recibía un flujo constante de turistas que recorrían la autopista. La línea principal de la vía se unía a Main Street, una de sus calles principales, que canalizaba millas de vehículos por día, según indicó Puerta SF. Los comerciantes de las tiendas, los restaurantes y, principalmente la industria hotelera se beneficiaban directamente de esas visitas.
Por un lado, los comerciantes locales temían perder aquellos visitantes “de paso” que fueron por mucho tiempo una gran fuente de ingresos. Por el otro, los ambientalistas se oponían porque las construcciones podrían afectar los valiosos humedales. A pesar de eso, Caltrans siguió adelante.
En los días posteriores, SFG afirmó que los hoteles y otros negocios que se beneficiaban del turismo perdieron hasta el 30 por ciento de sus ingresos. Otros locales cerraron por completo. La economía local también estaba estancada, luchando contra una industria del cannabis que también estaba en peligro.
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A pesar de la negativa para estos comerciantes, algunos residentes comenzaron a observar los beneficios de ese desempeño. Por ejemplo, la calle de Main Street volvió a pertenecer a la comunidad, sin tanta congestión del tráfico y un centro peatonal que favorecía a los ciclistas y peatones.
Además, los propietarios de los hoteles supieron cambiar su enfoque y enfocarse en el marketing para promocionar la ciudad como un destino, según consignado Puerta SF. La ciudad y su comunidad se siguen sosteniendo al día de hoy, con eventos anuales y actividades recreativas que atraen a los turistas a Main Street.