No hay duda de que la tasa de desempleo de noviembre pasado (8,2 por ciento anual) se constituye en una buena noticia para el país y su economía. Esta la cifra de desocupación anual más baja para un noviembre desde el 2016 (7,8 por ciento), destacó Piedad Urdinola, directora del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane) el viernes anterior. Pero, además, es el mejor dato de desempleo desde marzo del 2018, cuando el registro fue de 9,5 por ciento.
Tanto el Gobierno como el sector privado destacaron el notable avance alcanzado en materia de empleo en un año que ha sido bastante retador para la economía.
A través de su cuenta de X, el presidente Gustavo Petro escribió: “Ahora un regalo de Año Nuevo. Tenemos la cifra de desempleo más baja para noviembre desde el 2018”, en alusión a las cifras reveladas por el Dane y destacó que: “El salario mínimo real aumentó en el 2024: 4,4% real y en contra de la tesis de los autodenominados “expertos” de la televisión privada y los jefes de gremios patronales, el desempleo no aumentó, sino que bajó”.
“Las decisiones responsables en materia económica del #GobiernoDelCambio permiten cerrar el año con resultados positivos”trinó María José Pizarro, senadora por el partido Mais en su cuenta de X, en la que destacó no solo el incremento del salario mínimo para el 2025, sino también que 2,9 millones haya salido de la pobreza y la pobreza extrema, la baja inflación, la estabilidad cambiaria, el mayor acceso al crédito y la reducción de la deuda pública, entre otros aspectos.
También desde el sector privado consideran como muy positivo el descenso en el número de desocupados de noviembre, comportamiento que esperan que se mantenga a lo largo del año que está por comenzar. Sin embargo, les preocupa que el incremento del salario mínimo de 9,54 por ciento fijado por el Gobierno y que comienza a regir a partir del 1.° de enero del 2025 termine frustrando ese deseo.
Por eso consideramos necesario acompañar esa reducción de la tasa de desempleo con medidas que contribuyan a mantener esa buena tendencia. “Es crucial que este descenso no sea temporal, sino que se consolide como una tendencia sostenible en 2025”, comentó María Claudia Lacouture, presidenta de la Cámara Colombo Americana (AmCham Colombia), para quien Es indispensable implementar incentivos al sector privado que permitan generar empleo formal y evitar un aumento de la informalidad. dados los mayores costos laborales derivados del alza del salario mínimo.
Freno o despegue
Aunque los empresarios se muestran optimistas frente a las cifras de desempleo conocidas, no les deja de preocuparse el impacto que pueda tener el ajuste salarial, más si se tiene en cuenta que va más allá del 9,54 por ciento anunciado el 23 de diciembre por el propio presidente Petro.
“El incremento es del 9,54 sobre la base salarial, pero el alza total es del 11 por ciento dado el ajuste del auxiliar de transporte. Otro incremento que habrá que calcular será el del salario mínimo integral que llegará a más de 18’500.000 pesos, por lo que tendremos que ajustar los presupuestos de la mayoría de compañías en estos próximos días. Lo que sí es claro es que en todos los casos este incremento en costos reflejará, sin duda alguna, en mayores precios para la economía.“, señaló Bruce Mac Master, presidente de la Andi.
En similar sentido se pronunciaron los comerciantes para quienes habrá consecuencias negativas en toda la economía y el empleo.
“Desde el punto de vista económico, seguramente, los altos costos laborales serán un obstáculo para continuar con la tendencia de la baja de la inflación y repercutirá especialmente en la estabilidad de las micro, pequeñas y medianas empresas. Desde el punto de vista del empleo , seguramente, habrá una tendencia a reducir el número de plazas de trabajo formales y se estimulará, aún más, la ya muy alta informalidad”, sostuvo Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco.
Golpe al bolsillo
Pero el sector productivo no será el único que sienta el impacto del incremento del salario. Las finanzas de los hogares también se resentirán en la medida que muchos vienes y servicios se iniciarán el próximo año con un ajuste en sus precios en la misma proporción que lo hará el sueldo básico que recibirán millones de trabajadores del país.
“Vamos a ver cómo desde principios de enero, por ejemplo, encontraremos incrementos en todos los restaurantes, servicios, hotelería, vigilancia, y seguramente en menor medida, en el sector manufacturero que tiene además el componente de y de tecnología en capital. Esto para no hablar de todos los precios que se encuentran indexados al salario mínimo, que en las conversaciones de la Mesa de Concertación el Ministerio de Trabajo habló de cerca de 200 que intentaría desindexar”, señaló el vocero de los empresarios del país.
Y si bien para el sector productivo es claro que el reajuste salarial dificultará aún más la búsqueda del equilibrio fiscal, el abaratamiento en el costo del crédito y la reducción de la inflación, porque buena parte del incremento en los costos deben trasladarse al consumidor, el El gobierno defiende su tesis de que ese ajuste dará impulso a la economía.
“Busco a partir de un incremento de demanda reactivar la economía. El instrumento para la demanda, dada la disminución de la demanda pública por el hundimiento de la ley de financiamiento en las comisiones económicas, es un incremento sustancial del salario mínimo. (sic)”, señaló el primer mandatario en su cuenta de X.
Fabio Arias, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia (CUT), se pronunció en la misma línea que el Presidente, al valorar dicho aumento como un paso clave para cerrar la brecha salarial. “(Es) una forma de ir reduciendo la grave brecha salarial que los gobiernos neoliberales nos dejaron. Nos parece un buen resultado, un buen incremento”dijo.
Mientras que para la representante a la Cámara por el partido Colombia Humana, María Fernanda Carrascal , dijo que: “Este ajuste no solo significa un alivio en el costo de vida, sino también un mensaje claro de que la dignidad laboral merece ser protegida y fortalecida ”.
Los riesgos para la informalidad y las Mipymes
Noviembre cerró con una fuerza laboral de 23,6 millones de personas con un trabajo formal, a quienes, en su gran mayoría, el próximo año se les haría un incremento salarial del 9,54 por ciento, como lo anunció el Gobierno el martes de la semana que termina.
Y es que según el Observatorio Fiscal y el Observatorio Laboral de la Universidad Javeriana, el aumento del salario mínimo solo le aplicará a 17 por ciento de las y los trabajadores de Colombia, mientras el 83 por ciento restante estará viviendo entre la informalidad, precariedad y aumentos de sueldos menores.
Explican que dicha alza solo le aplica al 14 por ciento que gana exactamente el mínimo; a menos del 1 por ciento que devenga más de 10 salarios mínimos y tienen salario integral; a los empleados públicos (más de 500.000) que no negociarán un incremento menor; a los congresistas y altos funcionarios del Estado.
“El 2025 no va a ser un año de ganancias en la formalización. Probablemente será un año en el que aumentará el desempleo y la no participación. Se mantendrá la tendencia vista entre 2013 y 2023, años en los que los salarios promedio de los formales e informales caerán relativo al salario mínimo pues el crecimiento económico de los salarios y de Colombia no podrá subir igual que el mínimo del decreto”, puntualizó.
Pero, ¿en qué posición quedan los millones que aún se encuentran en la informalidad?
Según lo revelado por el Dane el viernes pasado, en noviembre no hubo ganancia por el lado de la informalidad que se mantuvo en niveles del 55,2 por ciento y el panorama para el 2025 no es el mejor.
“Seguramente, habrá una tendencia a reducir el número de plazas de trabajo formales y se estimulará, aún más, la ya muy alta informalidad con el levado ajuste del salario mínimo”, señaló Jaime Alberto Cabal, vocero del sector comercio, el mayor generador de empleo.
El temor de los empresarios es que esa variable pueda deteriorarse de forma significativa por cuenta del fuerte impacto que el incremento de los costos de las nominas tendrá en las micro, pequeñas y medianas empresas.
“Esta situación puede conducir al cierre de muchos pequeños establecimientos formales. Así mismo, es un desestímulo a la formalización empresarial. Ante el desmesurado aumento en el salario mínimo millas de micro y pequeñas empresas se verán abocadas al despido ya la contratación informal”, reiteró Cabal.