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El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas dio luz verde al despliegue de una fuerza multinacional armada en Haití, mientras la nación caribeña lucha contra la violencia desenfrenada de las pandillas y la parálisis política.
La decisión se produce tras los reiterados pedidos de asistencia militar del primer ministro haitiano, Ariel Henry. El Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, y los Estados Unidos también han instado firmemente a la comunidad internacional a respaldar esa misión.
Trece miembros del consejo votaron a favor de la resolución, mientras que Rusia y China se abstuvieron.
Aunque la fuerza fue aprobada por el poderoso Consejo de Seguridad de la ONU, no estaría formalmente bajo el control de la ONU. Se espera que esté dirigida por Kenia, que ha prometido 1.000 policías para encabezar la misión. Varios de los vecinos caribeños de Haití –Antigua y Barbuda, Bahamas y Jamaica– también han ofrecido su apoyo a la misión.
La fuerza de “apoyo multinacional a la seguridad” tendrá un mandato de doce meses en Haití. Aún no se ha fijado el momento de su llegada y se ha invitado a más países a participar. La resolución también pide que se suspendan en todo el mundo las ventas de armas a Haití, salvo para fines de seguridad aprobados.
Un asesor del primer ministro haitiano Henry, Jean-Junior Joseph, dijo a CNN que el gobierno dio la bienvenida a la votación y agregó: “Esperamos con impaciencia la misión para combatir la inseguridad general”.
Las bandas en pugna controlan gran parte de Puerto Príncipe (la capital y el principal puerto de Haití) y han cortado las líneas de suministro vitales al resto del país. Los miembros de las bandas también han aterrorizado a la población metropolitana, obligando a unas 200.000 personas a huir de sus hogares en medio de oleadas de asesinatos indiscriminados, secuestros, incendios y violaciones.
Se espera que la misión fortalezca la seguridad local y refuerce a la Policía Nacional de Haití en su persecución de las bandas. Las fuerzas de seguridad de Haití ya reciben cierto apoyo internacional, pero siguen careciendo de personal y de armamento.
El 22 de septiembre, en su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, el Primer Ministro Henry dijo a sus países vecinos que era “urgente” que el Consejo de Seguridad aprobara una misión militar para restablecer el orden. La violencia ha exacerbado la inestabilidad en todo el país, dijo Henry, y señaló que la inflación se ha disparado por encima del 50%, lo que ha dejado a 4,9 millones de haitianos con dificultades para comer, un nuevo récord desalentador para el país.
En una declaración del mismo día, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, instó a la comunidad internacional a apoyar el plan y brindar asistencia, incluido personal, y dijo que Washington estaba listo para proporcionar una asistencia financiera y logística “robusta”.
En los últimos años, el Consejo de Seguridad se ha visto en constante estancamiento en medio de rivalidades geopolíticas cada vez más profundas. En una declaración, la embajadora estadounidense ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, calificó la decisión del lunes sobre Haití de “histórica” y dijo que la misión “habla de la capacidad de la ONU para impulsar la acción colectiva”.
Al hablar en el Consejo de Seguridad después de la votación, el embajador de China ante la ONU, Zhang Jun, dijo que su país tenía “un enfoque cauteloso y responsable” hacia la autorización del uso de la fuerza, pero que en el caso de Haití, la abstención de China representaba una “posición constructiva” hacia la resolución.
El enviado ruso a la ONU, Vassily Nebenzia, criticó la medida en sus comentarios ante el Consejo, diciendo que “enviar las fuerzas armadas de otro estado a cualquier país incluso a petición suya es una medida extrema que debe ser cuidadosamente pensada”, pero destacó “algunos elementos positivos” en la resolución aprobada.
Tanto Rusia como China expresaron su aprobación del embargo de armas de la resolución.
Los críticos de la misión han señalado anteriormente los escándalos asociados con las misiones de mantenimiento de la paz de la ONU en Haití, incluidas las acusaciones de abusos sexuales y la introducción de una epidemia mortal de cólera, que mató a casi 10.000 personas. Algunos haitianos también cuestionan el mandato del primer ministro Henry, quien asumió el liderazgo del país después del asesinato del presidente Jovenel Moise en 2021.
Henry ha dicho que las elecciones largamente esperadas en Haití no pueden celebrarse hasta que el país alcance un nivel básico de seguridad.
La representante especial de las Naciones Unidas en Haití, María Isabel Salvador, dijo que su oficina apoyaría la misión “dentro de los límites de su mandato”, aunque enfatizó que “a diferencia de las recientes misiones internacionales desplegadas en Haití, la misión del MSS no es una misión de la ONU”.