El Congreso de Colombia votó el martes prohibir las corridas de toros en la nación sudamericana, lo que supone un duro golpe para una tradición centenaria que ha inspirado canciones y novelas famosas, pero que se ha vuelto cada vez más controvertida en los países donde aún se practica.
El proyecto de ley prevé prohibir las corridas de toros durante un período de tres años, lo que haría que la tradición fuera ilegal a principios de 2028. La nueva ley aún debe ser firmada por el presidente Gustavo Petro, un opositor de larga data de estos eventos.
Las corridas de toros se originaron en la Península Ibérica y todavía son legales en un puñado de países, incluidos España, Francia, Portugal, Perú, Ecuador y México.
En su día, era un evento popular que se transmitía en vivo por varias cadenas de televisión. Pero la tradición ha sido objeto de un mayor escrutinio a medida que cambian las opiniones sobre los derechos de los animales y muchos consideran inaceptable ver sufrir a un animal con el único fin de entretener.
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“Esta prohibición es una gran victoria para las organizaciones que han trabajado para transformar la sociedad y rechazar la violencia contra los animales”, dijo Terry Hurtado, activista por los derechos de los animales y miembro del concejo municipal de Cali, que ha encabezado protestas contra las corridas de toros desde los años 90. “Me siento aliviado de que los toros y los caballos (que también participan en algunas corridas de toros) en Colombia ya no serán torturados, y que los niños ya no estarán expuestos a este espectáculo”.
En las corridas de toros, el matador se enfrenta a toros criados para ser agresivos. El matador provoca al toro con una capa roja y mata al animal a golpe de espada después de haber sido herido con lanzas y puñales, y está cansado de embestir al matador en una arena circular.
En Colombia, donde las corridas de toros se celebran desde la época colonial, menos de dos docenas de municipios continúan celebrando estos eventos, aunque las corridas de toros anuales en la ciudad de Manizales todavía atraen a decenas de miles de espectadores.
Los aficionados a las corridas de toros calificaron la prohibición como un ataque a las libertades de las minorías, así como un problema para las ciudades donde estos eventos atraen a miles de visitantes.
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