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¿Cómo los menores hacen resistencia al reclutamiento de grupos armados en el municipio más violento de Nariño?

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De haber elegido el camino que a Marlon le propusieron sus primos de ser parte de un grupo armado entre más de una docena que se disputan la selva y la salida al mar de Tumaco, para sacar drogas y armas, habría terminado asesinado como ellos. Los reclutaron siendo niños.

“Yo lo pensé muchas veces en ir al monte, en coger un arma, porque no veía un futuro. Yo tenía 13 años y mis familiares estaban ahí en esos grupos. No era que estuviera bien, pero no había otra opción en ese momento”.

Participantes en Pacific Dance en Tumaco. Foto:Autorizada por Diana Cortés de la página de Pacific Dance.

El tumaqueño, hoy de 20 años, piensa aún en sus primos, cuando le insistían que estuviera con los ilegales.

Oferta de miedo y muerte

Esa oferta de muerte y miedo desde que era un adolescente persistió en el transcurso de los últimos siete años. Sin embargo, Marlon resistió, como muchos otros niños, adolescentes y jóvenes ante esos grupos, entre disidentes. de las Farc, que han venido tomando más fuerza desde el acuerdo de paz que no se concretó en el territorio ni en otros del suroccidente nacional, apareciendo frentes como el ‘Óliver Sinisterra’, la ‘Segunda Marquetalia’, en disputas con los ‘Contadores’ ‘, el Eln, el ‘clan del Golfo’ y luego otros en una violencia reciclada con aquellos con herencia narcoparamilitar: ‘El Nuevo Grupo’, ‘La Empresa’, ‘Gente del Orden’, ‘Los Negritos’ y otros más, inclusive con recientes vínculos con la mafia italiana.

Participantes en Pacific Dance en Tumaco. Foto:Autorizada por Diana Cortés en la página de Pacific Dance.

“Nuevas organizaciones criminales sumadas a las que ya militaban en la zona han incrementado su presencia en Nariño, lo que se ha expresado en un proceso constante de coerción, control militar, amenazas, asesinatos y confrontaciones que han afectado a las comunidades, quienes coexisten en medio de una cruenta disputa territorial por el control de una de las regiones de mayor relevancia para la economía. de la coca en el país”, se lee en un informe del Sistema de Análisis de Grupos Armados, como oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito para la Región Andina y Cono Sur (ROCOL).

47 asesinatos

Es que el 36 % de los cultivos de coca a nivel nacional se producen en el Pacífico. En otras palabras, la droga sigue siendo el motivo por el que los grupos armados dejan a la población en una encrucijada, como la de San Andrés de Tumaco, este municipio de 267.000 habitantes y el más violento de Nariño.

En nueve meses del año, el puerto llevaba en sus cuentas 47 asesinatos, el doble de los que habían ocurrido en Pasto, en este mismo 2024. El año anterior hubo 99 crímenes frente a 44 de la capital del departamento y en el 2022, 201 de 366 en todo Nariño.

El grupo de transformación social

Si bien los homicidios han bajado, las cifras no dejan de ser preocupantes, como las de los últimos seis años durante los cuales, 48 ​​menores fueron asesinados en esta localidad. En ese listado de víctimas están los primos de Marlon, siempre firme en negarse al reclutamiento en uno de los grupos de los disidentes de las Farc para ser parte de una fundación que es más que un centro de enseñanza de bailes a los pequeños porteños de casas. palafíticas de esterilla o algunas de ladrillo junto al mar donde pulula la pobreza.

Esta fundación es Pacific Dance, creada hace 12 años por otra tumaqueña que cree en su gente y en su pueblo, así carguen a cuestas ese último de la violencia y del narcotráfico que quieren dejar de lado. Ella es Diana Cortés, de 28 años y quien ha podido vincular a lo largo de esta década a más de un centenar de menores en tres generaciones que se han convertido en jóvenes hacia mejores horizontes, inclusive en otros países. Es una manera de hacer resistencia y ser resilientes solo con sus cuerpos y sin choques violentos. Los movimientos únicos son a través de ritmos, como el hip hop o con la salsa choque cuando estaban comenzando ese camino pacífico.

Diana señaló que su fundación se basa en tres pilares: uno es defensor de la equidad racial. El segundo es la prevención de la violencia basada en género y el tercero es la resistencia frente al conflicto armado. “La fundación nace como una estrategia, en un comienzo para ocupar el tiempo libre en temas artísticos. Luego, nos dimos cuenta del potencial de la danza como espacio protector en el territorio y para la construcción de vida, en este sentimiento de resiliencia para los niños”, comenta la joven.

Diana señaló que su fundación se basa en tres pilares: uno es defensor de la equidad racial. El segundo es la prevención de la violencia basada en género y el tercero es la resistencia frente al conflicto armado.

Cuenta, además, que arrancó con mujeres que buscaban empoderamiento frente a la violencia, pero la sombra del conflicto, siempre al acecho, hizo que la fundación se extendiera a niños ya jóvenes, como Marlon. Él estuvo durante siete años en Pacific Dance y hasta hace poco, como otros de sus amigos encontraron la posibilidad de estudiar una carrera universitaria por fuera del puerto y de viajar a lugares que a todos ellos los han dejado sorprendidos, entre ellos, Estados Unidos o hasta Turquía. “No es solo danza, es danza para la transformación social”, repite Diana.

Talento de Danza del Pacífico. Foto:Autorizada por Diana Cortés de la página de Pacific Dance.

‘El baile ha cambiado mi vida’

“El baile ha cambiado mi vida”, dice Marlon. “La importancia de la danza para mí es seguir incidiendo en estos espacios de participación, en estos mecanismos que mucho más que visibilizar, es entender la realidad, una en la que los niños son arrebatados por la violencia, les dan un arma para poder matar. a otra persona y yo encontré en la danza otra solución para salir adelante, pero sobre todo como un mecanismo de transformación”, dice orgulloso de estudiar una carrera universitaria en una ciudad, como Cali, cuya población es 10 veces el tamaño de la tumaqueña. Debido a que parte de su familia sigue en Tumaco, Marlon pidió no dar su identidad completa para evitarles a los suyos riesgos de inseguridad.

Pero este joven hace un llamado: “A la comunidad que no vive en Tumaco y no ha pasado este tipo de conflictos que entienda nuestra realidad y no vea la cara mala de mi municipio”.

Reconocemos que estamos en un territorio con dificultades, pero promovemos este espacio de sanación con nuestras obras siempre abordando la memoria, la verdad y la reconciliación.

“Reconocemos que estamos en un territorio con dificultades, pero promovemos este espacio de sanación con nuestras obras siempre abordando la memoria, la verdad y la reconciliación”, dice la fundadora de Pacific Dance ante 60 pupilos, entre varones y mujeres, con edades entre los 7 y los 28 años, apasionados por el arte, pero repitiendo con impacto social, ese que los llevó a Orlando, en Estados Unidos, a ganar el primer lugar en una competencia de danza urbana oa la primera edición del Festival de Artes. Vivas que se realizó a comienzos de octubre pasado, en Bogotá. Fue allí, donde se presentó Pacific Dance la otredaduna obra de danza y teatro como una reflexión al racismo.

Talento de Danza del Pacífico. Foto:Autorizada por Diana Cortés de la página de Pacific Dance.

“Venimos dando vueltas a cómo empezar a hablar desde el cuerpo, de espacios de reivindicación para las poblaciones afrodescendientes de la diáspora que están repartidas en Colombia”, fueron palabras de la directora recogidas en un comunicado del ministerio de Culturas que le reconoció a la fundación cómo en 2012, “luego de que los habitantes de Tumaco resistieron ante una andanada de atentados terroristas, en un colegio el barrio Ciudadela se empezaron a sembrar las semillas de una transformación social, a través de la danza”.

“Lo que quisimos en realidad es que hubiera un proceso de acción con la ciudadanía, que la gente se preguntará, ¿qué estoy haciendo yo para promover los actos racistas? ¿Qué no estoy haciendo para disminuirlos?”, explica la joven directora y coreógrafa.

Carolina Navas. Foto:Página de la Escuela Nacional de Cine

Uno de los actuales bailarines de la institución es David Castillo. Habla de Tumaco y cómo una fotógrafa caleña, Carolina Navas, los conoció en el transcurso de una década en un trabajo de investigación con sus familias para dar a conocer sus talentos en la danza a través de su lente, más allá de la crítica situación de orden público en la región y llevándola a la exposición con el nombre ‘Nos miran’, en el Centro de Danza y Coreografía La Licorera, en Cali.

“Se reflejaron vivencias de manera extraordinaria. Hemos tenido la mala dicha de que la gente nos juzgue por nuestras violencias, que es un territorio al margen de la ley, pero gracias a la fotografía, lo que hizo Carolina, fue reflejar que en realidad sí hay fe, a través del arte. de que sí hay una esperanza”, comenta David.

“Son jóvenes que ponen su cuerpo como un arma de resistencia a la guerra para hacerle una fuerte apuesta en un contexto donde no hay oportunidades”, añade la fotógrafa caleña.

En eso coinciden con Marlon, el muchacho agradecido con la fundación que le dio otro rumbo a su vida para no tomar aquel camino sombrío del reclutamiento en filas de los grupos armados que les arrancaron la vida a sus primos y que ahora solo quiere seguir cumpliendo sus Sueños de seguir creciendo.

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CAROLINA BOHÓRQUEZ

Corresponsal de EL TIEMPO

Cali



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