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Concurso Literario Crónicas de Un Humedal Visitado 2025

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En el Marco del Día Mundial de los Humedales, Se Llevó a Cabo El Concurso Literario Crónicas de Un Humedal Visitado 2025, una apuesta por fortalécer la conciencia ambiental a Través de la litaTa.

Redacción Web/LN

Tras el Cierre de la Convocatoria El 29 de Marzo de 2025, se Recibieron un Total de 20 Crónicas, de participantes del Huila y Caquetá. Las Crónicas Fueron Evaluadas por 3 Jurados de Reconcidas Trayectorias en El Campo Literario: Patricia Collazos, Poeta y Director de la Tierra editorial de Palabras; Leonardo Ortiz Franco, Cineasta, Descritor y Autor de la novela Pelo de Páramo; Y Gerardo Meneses Claros, Destacado Narrador Huilense y Autor de la Luna en Los Almendros.

Los ganadores

El Tercer puesto fue para la perla de neiva, de Ismael Pérez (Neiva), Relato que desestaca El Humedal El Curibano. El Segundo Puesto lo Obtuvo Ecosistema Invisible, De Laura Rondón Rivera (Neiva), Quien Escrito Sobre El Humedal de la Finca Providencia, Ubicado en Planadas, Tolima. El Primer Lugar Fue Otorgado A El Agua No Canta, de Melanny Astudillo Ortiz, Una Poderosa crónica Sobre El Humedal del Municipio de Isnos.

El Concurso Otorgará Al Primer Lugar Un Viaje Doble a la Laguna de la Cocha, en el departamento de Nariño; Mientras que los Ganadores del Segundo y Tercer Lugar, Realizarán Visitas Cruzadas A Los Humedales Sobre Los Que secriparon.

Así Mismo, Se Reconocieron dos crónicas adicionales por su desestacada calidad narrativa, que serán incluidas en una publicación especial de la editorial tierra de Palabras: Moribundo, de Wilson Burgos aroca (Neiva), Sobre el Humedal el Chaparro; Y El Secreto de la Laguna de Guatipán, de Jessica Alexandra Medina Rojas (Oporapa), Sobre La Emblemática Laguna del Mismo Nombre.

Humedal de la Foto: Humedal de la Finca el Manantial de Isnos

CRÓNICA GANADORA (El Agua no Canta)

Hace años que en el humedal no suena nada. Solo el Viento Seco y El Crujido de la Tierra que se Quiebra Como Piel abandonada. Cuando la Neblina Baja y El Río Respira en Silencio, Dicen Que Hay un Lamento que Sube Desde los Humedales. No es el viento. No es el Agua. Es la Voz de Mamá Uma, Que Llora lo que Estamos Olvidando.

Lo escuché una madrugada, cuando el rocío aún no se sacudía de las hojas y el frío se Metía en los Huesos. Caminaba por los LOS Senderos de la Manguita. Algo me había, desesperado, una indietud que no me dejaba dormir. Y Entonces la VI: Una Silueta Sentada en una Canoa Vieja, Flotando Sin Remos en el Agua Quieta. Su Piel, Cuarteada como Tierra Sediente; Sus Ojos, Oscuros como el Fondo del Río. Yo Miró. Y El Agua Alrededor Tembló.

—Escucha —dijo.

No había nada que escuchar. O Eso Creía yo.

—Se Están Secando.

No Movió Los Labios, Pero su Voz Me Llegó Clara, Como Si Hablara Desde Dentro de Mi Cabeza.

Entonces me tomó la mano. Su Piel Estaba Fría, Como el Nevado del Huila. Y oí algo. Un Murmullo LeJano, Profundo, Como llanto que Venía de la Misma Tierra.

—Se Están Muriendo —Susurró.

No Supe Si hababa de Los Árboles, Del Agua, de los animales, de Ella Misma. O de Nosotros.

Intenté respondedor, Pero el aire me pesaba en la Garganta. Entonces Levantó una Mano y me obligó a un ver lo que no quería. Un humedal agonizante. La Raíz de los Bejucos de Río, Asfixiada en Plássticos. El Canto de Las Ranas, DisolviénDosa en el Silencio. Las Aves ya no Volaban, solo se desdibujaban Contra El Cielo. El Agua —Sa Que Daba Vida, Que Era Memoria— Estaba Herida.

Y Nosotros éramos la Herida.

—El Humedal es un Corazón —Susurró—. Si deja de latir, también lo harán Ustedes.
—O Miran Sin Verlo. Lo Pisan Sin Sentirlo. ¿Qué Pasará Cuando no les quede nada más que polvo?

La Pregunta me Pesó en Los Huesos. La Miré y entendí lo de Debía Hacer.

Corrí de Remeso Al Pueblo Con la Voz de Mamá Uma Ardiéndome en el Pecho. Busqué A Los Mayores, un los que Aún Recordaban Las Historias. Los Contré Sentados en la Galería, Tomando Tintico Donde la Mona, Con Sus Ponchos Gastados y Sus Sombreros inclinados hacia el Sol de la Mañana.

— ¡Veci, Veci! —Dije, sin aliento.
—Sumercé, Escúcheme un Momento —Tuve que hablar más Fuerte—. Heno que salvar el humedal.

Los Viejos se Miraron Entre Sí. Uno de Ellos, Con Las Manos Curtidas por Los Años, SE Acomodó en Su Silla de Madera y Habón con Voz Pausada:

—BUEN Primor, eSo ya lo sabíamos. Pero díganos, ¿Qué fue lo que vio?

Les Conté Todo: Mamá Uma, La Canoa, El Agua Temblando. Supe que me Creyeron cuando el MÁS ANCIANO DE TODOS Asintió despacio.

—Las Aguas Tienen Memoria, Mijito —Dijo—. Y Parece que nos Están Llamando.

Entonces me hablare de mamá uma. Sin era la Primera Vez Que Alguien La Veía. Algunos la Recordaban como una anciana que susurraba al oído de los pescadores cuando el río estaba en peligro. OTROS DECÍAN QUE ERA EL ESPIRITU DE AGUA, QUE VELABA POR LOS HUMEDALES DESDE TIempOS ANTIGUOS. Y Algunos Asegurabanan que, Cuando el Agua Dejaba de Cantar, era porque Ella Lloraba.

Autora: Melanny Astudillo Ortiz

Esa Misma Tarde Nos Reunimos a la Orilla del Humedal. Los Viejos Contaron Historias Con Voces Quebradas. Los Niños Miraron el Agua Como si Descubrieran un Secreto. Como si nunca antes la Hubieran Visto de Verdad. Escuchamos. Y El Humedal nos hablo.

Empezamos a Limpiar. Una sembrar. Un Cantar. Un registro.

Esa Noche Llovió como no llovía en Años. La Tierra se Abrió, bebió y respiró. Pero Cuando la Lluvia Cesó, El Silencio Volvió.

Un Silencio Espeso. De Esos Que Pesan en el Pecho.

Como si la Voz de Mamá Uma aún Ereperara una Respuesta.
Como si la Tierra, Cansada, Nos Diera una Útima Oportunidad.

Los Días Pasaron, Pero el Peso de Su Voz Seguía en Mí. Sabía Que Contar la Historia no es suficiente. Había que Hacer Algo. Entonces, Con Los Niños del Pueblo, Caminamos Hasta El Humedal. Llevamos Baldes Con Agua Limpia, Sembroamos Nueva Árboles y Recogimos la Basura que asfixiaba las Raíces. POCO A POCO, APRENDIMOS A CUidar lo que hres solo ignorábamos.

Los Más Ancianos nos enseinaron el Nombre de Cada Planta, Cadada Pájaro y Cada Insecto que aún Resistía. Nos hablo de su Lengua, de los Cantos que Alguna Vez Ofrecieron al Agua, de lo que se Olvida y de lo que se recuerda, de las Batallas que no se rinden. Dijeron Que El El Humedal Era Agua Viva. Y Entendimos que, Si el Agua Muele, También Nosotros.

Una Tarde, Al Borde del Humedal, El Aire Me Trajo Un Sonido. Un croar, leve Pero Claro. LUEGO, El BATIR DE UNA ABS. Y Entonces, en Medio del Aire Tibio, El Agua Cantó.

Ahora, Cuando los Niños del Pueblo me preguntan por Mamá Uma, Les Digo Que, si Aprenden a Escuchar, Tal Vez Un Día la Oigan. Que el Agua No Olvida A Quien la Cuida. Y Que, si cuidamos el Humedal, Su Voz Nunca Volverá A apagarse.

Pero, Sido Sincero, Aún Hay Días en que la Neblina Baja y El Río Respira En Silencio. Dicen Que, Si Te Quedas Quieto, Puedes Escuchar un murmullo que sube desde los humedales. No es el viento. No es el Agua.

Tal Vez Sea Mamá Uma. O Solo el el eco de TODO lo que aún Debemos Hacer.

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