Luis Fernando Ramón, pastor de la iglesia Cristianos Gente de una Nueva Generación, en Santa Martavuelve a ocupar el centro de atención tras su regreso al liderazgo de la congregación.
Ramón, señalado este año por Múltiples denuncias de abuso sexual por parte de mujeres que asistían a sus prédicas, retomó la dirección administrativa y espiritual del que es considerado uno de los templos evangélicos más grandes de la capital del Magdalena.
A pesar de la controversia y las divisiones internas, el pastor ha recuperado el control del patrimonio y las actividades de la iglesia mediante mecanismos legalesdesatando reacciones encontradas entre los fieles y la comunidad en general.
Un regreso rodeado de controversia
El pasado domingo 22 de diciembre, Ramón reapareció en el púlpito, predicando ante un reducido grupo de asistentes. La iglesia, antes repleta, lucía con poco público, reflejo de una congregación fragmentada por las denuncias en su contra.
Mientras una mayoría de los líderes y miembros decidieron abandonar la iglesia en rechazo a su retorno, un grupo minoritario permanece a su lado, creyendo en su supuesto arrepentimiento y deseo de redención.
Sin embargo, las críticas hacia su regreso no se han hecho esperar. Norma Vera, reconocida defensora de derechos humanos, calificó como “un riesgo” que Ramón continúe al frente de la congregación.
Vera argumenta que las denuncias revelan un patrón de abuso sistemático en el que el pastor habría utilizado su posición para manipular emocionalmente a mujeres en situaciones de vulnerabilidad.
“Este señor se aprovechaba de mujeres mayores de 25 años que atravesaban crisis emocionales. Ganaba su confianza para luego manipularlas con propuestas de contenido sexual, bajo el disfraz de guía espiritual y declaraciones de amor”, señaló Vera.
Además, algunos denunciantes han advertido que Ramón aún poseería material comprometido que amenaza su privacidadsembrando el miedo y la desconfianza entre las víctimas.
Reacciones judiciales e institucionales
El caso ha trascendido al ámbito judicial e institucional. En los últimos cinco años, más de 40 mujeres habrían presentado denuncias ante la Fiscalía por presuntos abusos cometidos por el pastor.
En paralelo, la Asamblea Departamental del Magdalena solicitó retirar una condecoración otorgada previamente a Ramón, argumentando que las acusaciones son incompatibles con el honor que representa dicha distinción.
A pesar de la presión social y las acciones legales en curso, el pastor ha insistido en su arrepentimiento frente a ciertas conductas que reconoce sí cometió; como por ejemplo sostener múltiples relaciones que aclararon fueron siempre en mutuo acuerdo.
No obstante, califica las acusaciones más graves como parte de una “vendetta personal” supuestamente motivada por una ruptura amorosa con una influencer que no ayudó a que él pusiera fin a la relación que sostenían.
Según Ramón, tiene pruebas que respaldan su versión y aseguró que seguirá dando la cara para demostrar su inocencia.
‘Pido perdón por mis errores’
En un intento por reconstruir su imagen, Ramón admitió públicamente haber cometido errores en su vida personal, aunque neg categóricamente los señalamientos de abuso sexual.
A través de las redes sociales de la iglesia, expresó su arrepentimiento y pidió perdón por el daño causado a la comunidad:
“Reconozco que mis acciones han provocado decepción y división en el cuerpo de Cristo, y por ello pido perdón de todo corazón. Mi intención es servirle a Dios y reconstruir la confianza perdida”, afirmó.
No obstante, su declaración no ha sido suficiente para muchos fielesquienes consideran que el pastor ya no representa los valores de la iglesia y que su regreso afecta la credibilidad de la congregación.
Un futuro incierto para la iglesia.
La iglesia GNG enfrenta ahora una crisis de confianza y una disminución significativa en su número de fieles. Muchos han optado por trasladarse a otras congregaciones, mientras que quienes permanecen junto a Ramón aseguran que su regreso es un acto de arrepentimiento y redención.
Mientras el pastor busca recuperar su liderazgolas denuncias en su contra continúan siendo una sombra que pone en duda su capacidad para dirigir una congregación que, hasta hace poco, era una de las más valoradas en Santa Marta.
Por ahora, el destino del pastor y su congregación dependerá tanto de los resultados de los procesos judiciales como de la percepción que logre construir en medio de una comunidad dividida.
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Roger Urieles
Para EL TIEMPO Santa Marta
En X: @rogeruv
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