‘Un álbum completo te obliga a usar tu mente y muchos no lo están haciendo’: Sergio George

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    Sergio Jorge es un hombre modesto: pianista y productor, se ha dedicado casi 45 de sus 63 años a la música. Estuvo en Colombia hace unos días para conversar sobre su oficio, en la universidad EAN; él ha trabajado con los grandes, pero prefiere no decirlo a gristos. “No me gusta llamar clase magistral a ese espacio, yo no me siento como un anfitrión, un sabelotodo, que llega allá a hablar solo de lo que hace; a mí me gusta que me hagan preguntas. Ahí sí escupo todo”, cuenta, riéndose.

    A este neoyorquino de padres boricuas le sobran créditos, premios y reconocimientos para ser un ‘maestro’. Ha trabajado con los grandes: Marc Anthony, Óscar de León, Tito Nieves, Víctor Manuelle, la India, Frankie Negrón, Johnny Rivera, Ricardo Montaner, Daddy Yankee, Thalía y Luis Enrique, por mencionar algunos. Su vigencia radica en que siempre está a la vanguardia, con sus principios claros, pero sin miedo a experimentar, buscar, innovar.

    “Por estos días, estoy terminando un disco como músico y productor, un álbum de salsa con Sony Music, en el que invitó a artistas de pop y urbanos: Anitta, Juanes, Ryan Castro, Farina, Justin Quiles, Noriel, Nathy Peluso. va a cantar con Óscar de León…y me faltan más por grabar. La parte audiovisual va a ser muy sencilla, todos estamos cantando en el estudio, con músicos en vivo, no queríamos explosiones ni aviones, ni gente cayendo… nosotros vendemos música”, dice.

    Con un afinado sentido del humor y la sencillez que lo caracteriza, conversó sobre el presente de la salsa y lo que está pasando con la música urbana.

    Es interesante su álbum porque ha traído a famosos del pop y lo urbano a su territorio.

    La idea no es que se conviertan en salseros, sino en artistas. Es una exigencia, yo no espero que se queden en la salsa, espero sí que crezcan como artistas. Es que si se quedan haciendo solamente reguetón, se van a morir ahí, nada dura para siempre. Además porque la salsa les permite lucirse, tiene una exigencia vocal y rítmica, hay que tener madera musical para cantarla.

    Tengo la sensación de que la Academia Latina de la Grabación miró hacia otro lado en la pasada entrega de los Latin Grammy: los premios más importantes fueron para leyendas (Juan Luis Guerra, Draco Rosa) y no para artistas urbanos.

    Eso depende mucho de la actualidad y es que los números del transmisión ya no son los mismos, el público se cansó y quiere otras cosas. La música urbana es supremamente importante por lo que ha hecho y lo que tiene significado para la música latina, ha abierto las avenidas en cuanto a distribución y éxito en cifras, algo que nunca antes se había logrado. Pero hoy hacen falta otras cosas, la gente quiere armonías, instrumentos, orquestas en vivo. Claro, la música urbana seguirá, no se va a morir.

    La gente siempre va a querer comprar cosas de calidad, sea un carro, una casa o una discoteca.

    ¿Renovar la música urbana es muy complicado, musicalmente hablando?

    Sus artistas no son básicos, hay unos buenísimos y mucha gente no lo sabe. Yo no culpo a los artistas, sino más a los productores, que se han quedado con la idea de hacer dinero rápido y se han dedicado a repetir la misma fórmula. Eso terminó por saturar a la audiencia. Por ejemplo, yo preparé el segmento de salsa de los Latin Grammy -en el que se presentaron leyendas como Óscar de León, Grupo Niche, Marc Anthony, Tito Nieves, La India- y para esos 6 minutos ensayamos durante dos meses. Entonces no es dinero fácil, el verdadero arte requiere trabajo, disciplina, constancia, tiempo. Y es algo que va a perdurar.

    Muchos dijeron que la salsa se había muerto, ¿cómo la ve ahora?

    Hay talentos como Luis Figueroa y Christian Alicea, y me encanta lo que está sucediendo en este momento, cuando los urbanos se están metiendo a cantar salsa, por ejemplo, Rauw Alejandro haciendo los temas de Rey Ruiz. Y eso lo vengo diciendo desde tres años, porque es bueno que suceda, ayuda a la difusión y la amplitud del género, pero entonces me llueven las críticas de los puristas. Esto atrae a mucho público joven, que hoy no está expuesto a la salsa como lo estuvieron sus padres o abuelos; y también es traer a un artista nuevo a que cante salsa no reguetón. La idea es vender la salsa como un movimiento cultural, como una combinación de elementos afroantillanos, no como un género.

    Claro, la radio jugaba un papel fundamental en la exposición y difusión de la salsa.

    No es lo mismo, pero todo suma. La radio no ha desaparecido y eso se suma a lo que se consigue en YouTube y en las plataformas de música. Nada funciona individualmente.

    Sergio George tiene 63 años. Foto:Cortesía Sergio George

    Algo fascinante es que los álbumes siguen vigentes…

    Cierto. Un álbum completo se parece al segmento de salsa de los Latin Grammy: pensar en la historia, los cambios, donde termina uno, donde entra el otro, los ritmos…la gente siempre va a querer comprar cosas de calidad, sea un carro , una casa o una discoteca. Obvio, también consumirá cosas de mala calidad, pero con el tiempo las rechazará. Un álbum completo te obliga a usar tu mente y muchos no lo están haciendo. Y se notaba. Parecía más una factoría de hacer camisetas y no una pieza de arte.

    ¿Ha cambiado mucho el oficio de producir música?

    Si. Hoy en día es más fácil, pero requiere de más disciplina porque no les veo la cara al corista, ni al percusionista, ni al cantante. Hay que estar muy atento con los detalles. Si estamos todos en un cuarto es más fácil. Ya no hay ese contacto, que lo prefiere, la verdad.

    Supongo que se ha encontrado con artistas muy exigentes.

    Son los mejores, Marc Anthony, Karol G, Thalía… uno no puede temerle a eso porque te ayuda a ser mejor en lo que haces, porque cada vez que trabajo con ellos, sacan lo mejor de mí.

    Ser productor es uno de los trabajos más anónimos de la música, y hasta desagradecido.

    A mí me encanta ser anónimo porque de alguna manera no envejezco. Yo tengo 63 años pero mi música no envejece. Si fuera cantante sería distinto. Déjame atrás, puedo hacer esto hasta los 90 años y nadie se entera.

    ¿Por qué se dedicó a la producción?

    Me cansé de que me arruinaran la música. No sé por qué motivo, por celos, por rabia, pero quien supervisaba mi música la dejaba espantosa. Entonces decidí que iba a tener el control de lo que hacía. Me gradué de la universidad y tomé un curso de ingeniero de sonido y aprendí. Fue la única forma de hacer algo por mí y como yo lo quería, fue la forma de salvar mi pelejo.

    SOFÍA GÓMEZ G.

    Cultura EL TIEMPO

    @CulturaET



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